miércoles, 1 de junio de 2011

batiburrillo de ideas o de cómo un día el pueblo dijo basta (aunque nadie sabía exactamente a qué se referían)

Si algo bueno ha de salir de todo lo que se ha formado desde la manifestación convocada por Democracia Real Ya (DRY) el 15 de Mayo, que sea que aprendamos a escuchar y a ser escuchados.


La inmensa mayoría de la gente estamos acostumbrados a rodearnos de un núcleo de gente afín a nuestros pensamientos, sobre todo en el ámbito político. Muchos de los que han visto las acampadas surgir como champiñones en las plazas de los pueblos y barrios se han escudado tras la excusa de que es una iniciativa formada por un movimiento juvenil de izquierdas para no acudir a ver “qué se cuece”. En el momento que uno rompe esa barrera ideológica y, por lo que sea, decide ir a su primera cacerolada, lo primero que sorprende es la diversidad que te encuentras en la plaza.

Sí que es cierto que el movimiento perrifláutico (habrá que inventar otra palabra, esta ya la están usando demasiado en los medios, corrompiéndola) como lo llaman algunos y que nada tiene que ver con lo que de verdad es un perroflauta (guarro, costra… según de dónde vengas, básicamente gente que se ganaba la vida tocando la flauta dulce que todos conocemos y que tenían un chucho a sus pies, ahora han aprendido a tocar otros instrumentos), sino una mezcla de los genuinos perroflautas, grupos de punks, okupas, y toda una gran variedad de tribus urbanas, están mucho más acostumbrados a organizar este tipo de eventos (sentadas, manifestaciones, asambleas, supervivencia callejera….) que un ama de casa con cuatro hijos glotones. Es por esto que lo que más se verán entre los “organizadores” de las comisiones son rastas, pendientes, agujeros sorprendentemente grandes, crestas coloreadas o tatuajes, pero, cada vez más y desde el primer día, se dejan oír voces de permanentes, gafas al aire, canas, bolsos de marca, tacones, deportivas caras hablando de las ciento y una ideologías que pueda tener cada uno de nosotros. No nos escandalicemos porque haya un padre intentando explicar a su hija en qué consiste todo eso, nuestros pequeños son los mayores del futuro y tienen derecho a saber dónde los estamos metiendo.

Si algo vamos a aprender de todo esto, es que tu vecino puede ser facha o rojo, pero le fastidia lo mismo que los políticos no se presenten a su puesto de trabajo. El que coge el megáfono puede tener un adosado a las afueras a medias con el banco o haber okupado ese cine abandonado desde hace tanto tiempo, pero a ambos les indigna ir al médico y ver carteles por todas partes haciendo alusión a los recortes en Sanidad, nuestra sanidad, la de todos. Da igual que el que se acerque a la comisión de cocina sea una señora que mira hacia todos lados avergonzada de que la vean ahí, comiendo de lo que ha dado el pueblo, o que sea un señor que duerme en el primer cajero que encuentra y que todo esto le importa un pimiento mientras la comida sea gratis, porque los dos van a saborear las delicias que un pueblo unido, solidario y altruista puede cocinar.

Me da igual que hable uno que pide la III República después del que ha pedido que se hable en castellano. Acto seguido hablará un marroquí y dirá que quiere trabajo y después una española para pedir un debate sobre la autodeterminación de los pueblos. Eso me parece tan superfluo que me da igual de lo que se hable, porque son muchas cosas y porque tenemos toda la vida por delante. Ahora nos hemos sublevado, hemos tomado las plazas, nos han pisoteado y hemos levantado aún más alto la voz. Esto ya no hay quien lo pare, porque esa es la idea, el germen se ha extendido por los barrios y por las ciudades pequeñas, nos reunimos, debatimos y proponemos. Todos a una.

Justicia, transparencia, igualdad, democracia, legalidad…. Son cosas que seas del partido que seas pueden conseguirse si todos nos unimos. A no ser que estés metido en algo turbio, debería indignarte que hayamos pagado la inyección económica a los bancos privados y estos se nieguen a devolver el dinero. También es normal indignarse (aunque nosotros vivamos en una macromansión pagada al contado) porque los bancos que han embargado casas, no sólo obligan a la gente a seguir pagando la hipoteca, sino que obtendrán beneficio con la venta del inmueble. Y qué decir de aquellos socios de Médicos sin Fronteras, Intermón, Cruz Roja que un día descubren por casualidad que su banco invierte SU dinero en industria armamentística, o en tal o cual compañía de teléfono que acaba de hacer un ERE de muy señor mío…. Podría ser que a esa persona le dé igual, bien. Pero ¿y si no le da igual? Los bancos no están obligados a decirnos en qué invierten nuestro dinero, firmamos un contrato que así lo dice. Entonces ¿qué? Hay alternativas que no os cuentan, otros bancos que te informan de las inversiones, al fin y al cabo el dinero es tuyo y lo has ganado con el sudor de tu frente.

Sacamos de todo este movimiento que podemos opinar diferente, pero estar de acuerdo en infinidad de cosas básicas. No es el caso de quién sea la culpa, derechas, izquierdas, ¿qué más da? El poder todo lo corrompe. Aquellos políticos con buenas (y no tan buenas) intenciones que nos dieron la democracia, nada tienen que ver con lo que hoy tenemos. No sé vosotros, pero yo quiero políticos que sean políticos porque les gusta, no pensando en la cantidad de dinero que ganarán cuando consigan ser alcaldes, o ganar un escaño más, o ser presidentes del gobierno. Hace poco leí una frase que no sé de quién es que decía algo así como que el día que un político no gane más dinero que un maestro o un médico, sabremos que hará bien su trabajo.

Cuando consigamos el mundo que queremos, sin banqueros que invierten en ambos bandos de una guerra, sin gobiernos que utilizan el dinero ganado para darle de comer granadas y balas a su pueblo, sin políticos que celebran cenas benéficas de veinte platos mientras hay niños que ya no son capaces de digerir comida sólida, sin farmacéuticas que multiplican virtualmente el costo de producción de medicamentos básicos, sin moncloas ni casas blancas, sin esclavos que nos fabriquen la ropa…. Es un largo camino, pero hay que conseguirlo. Tenemos las armas, los medios y la voz. Sólo cuando tengamos un mundo justo podremos empezar a hablar de repúblicas, autodeterminación o hablar en femenino, luego a ver si nos votan.

Al final, como siempre que me planto de cara al Word en blanco, he hablado de todo y de nada, yo sólo quería comentar la paradoja de que seamos de diferentes colores, pero que queramos todos lo mismo (aunque los matices sean diferentes). Aprendamos del prójimo.

No hay comentarios: