martes, 17 de noviembre de 2009

la masa


Acaba de llegar el tren y una marabunta de gente se dirige hacia sus respectivas facultades. Al borde del camino, un gato observa altivo el paso del gentío, parece que se pregunte a qué tanta prisa si la mañana no ha hecho más que empezar.
En esto, una de esas personas, pasa a su lado y le lanza un aspaviento. El gato se asusta y se aleja refunfuñando, “estúpidos humanos, sólo se alejan del rebaño para espantar al diferente”.

1 comentario:

Séneca dijo...

La cercanía del Mediterráneo ha conseguido que aflore la parte lírica que ya había en ti.
Saludos desde la verita del Atlántico