miércoles, 25 de noviembre de 2009


No hay nada como volver a tu "pueblo" en viaje de placer,

meterte en la marabunta de gente con los cascos puestos, mientras miras con cariño los edificios de siempre, ajena al ruido del tráfico y el mal humor de los que van a trabajar. Tomar un delicioso (y barato) chocolate con porras en el Caffé del Arte rodeada de ejecutivos solitarios. Recorrer las calles, por enésima vez, encontrando siempre cosas nuevas que no estaban la última vez. Descubrir tiendas que cerraron y otras que abrieron, pero todas con el mismo encanto. Pararte a escuchar a los músicos callejeros y dejarles alguna moneda (en la medida de lo posible). Visitar viejos amigos y que pasen las horas en cualquier bar sin preocuparse por tener que madrugar... que lástima que crecimos y que no se pueda sonvertir esto en algo habitual.

Espero que dentro de muchos años, cuando vuelva a Barcelona, me pase lo mismo que cuando vuelvo a Madrid.

1 comentario:

+ú dijo...

Barçelona es bona si la bolsa sona.
Viva Madrid que es mi pueblo!
Y las dos ciudades, son verdaderas CIUDADES.
Un abrazo, y escribe más a menudo.